Aunque los protagonistas de esta historia son españoles, su aventura tiene mucho que ver con la de aquella pareja de motoristas de pelo largo que recorrían Estados Unidos en sus Harleys. Joaquín Blanco, Armando Gómez y Jesús Lasunción no son Peter Fonda y Dennis Hopper, ni la Vespino de 1973 que utilizan es una Harley, pero la aventura que han emprendido, junto a un grupo de nostálgicos de las motos antiguas es igual de épica.
Blanco, Gómez y Lasunción son los tres pilotos alaveses que ayer tomaron parte en una de las etapas de la primera edición de la Vuelta a España Vespino. Se trata de un viaje de nueve días que comenzó el pasado 27 de julio en la localidad castellonense de Vall de Almonacid, y va a pasar, sin hacer más paradas que las necesarias para repostar, por todas las capitales de provincia de la peninsula. Hasta que esta tarde la Vuelta se detenga definitivamente en Barcelona, después de haber recorrido 7.000 kilómetros. En este reto no hay paradas. Ni de día ni de noche. Para conseguirlo se ha adosado a la Vespino un depósito de gasolina que le permite alcanzar una autonomía de más de 500 kilómetros.
La iniciativa nació de un entusiasta de las vespinos, Valentín Salvador, que hace unos años recorrió Francia de norte a sur con su Vespino del 76. Valentín quedó tan satisfecho con el rendimiento de su moto que decidió llevar a cabo un ««homenaje a un vehículo emblemático, que está en desuso y poco a poco va cayendo en el olvido». A modo de homenaje, ideó un desafío mediante el cual pretende demostrar que los viejos vespinos pueden pasar sin demasiada dificultad una dura prueba de resistencia.
Los más de cincuenta pilotos que se han relevado a los mandos de 'La bella durmiente'(así se ha bautizado a la moto) tal vez no se parezcan a Peter Fonda, pero desde luego comparten su espíritu rebelde.
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