*El templo está cerrado desde 2005 por riesgo de desprendimientos
En abril de 2005 la diócesis Segorbe-Castellón decidió cerrar la iglesia de Vall de Almonacid. Las cada vez más evidentes grietas y la caída de cascotes y yeso del edificio suponían un peligro para los feligreses que, desde entonces, celebran los oficios religiosos en la primera planta de un edificio municipal.
Casi cinco años y medio después, el alcalde de esta localidad del Alto Palancia, Antonio Cases, aseguró que el proyecto para la remodelación y adecuación del templo, consagrado en honor a la Purísima Concepción, está ya redactado y confía en que las obras se inicien en el año 2011, al menos su primera fase, pues tal y como él mismo reconoció «se trata de un proyecto muy costoso».
Cases, que se reunió la semana pasada con miembros de la Conselleria de Cultura, explicó que la tardanza en la redacción del proyecto se debía a la necesidad de realizar en el templo varias comprobaciones y catas para descubrir el origen de las grietas. «Lo que se ha hecho hasta ahora eran estudios y trabajos previos, además la Conselleria de Cultura y la Diputación tenían que hablar con los técnicos y arquitectos para ver la mejor forma de redactar el proyecto. Ahora que ya está hecho no hay razón para no empiecen el año 2011», aseguró.
Lo único que queda por concretar es la partida económica que Conselleria y Diputación destinarán a estas obras, a través del convenio que mantienen con el obispado, un dato que «todavía no nos han comunicado pero que esperamos recibir a lo largo de esta semana», afirmó Cases.
Mientras tanto, los fieles siguen celebrando la misa en un edificio municipal especialmente adaptado para celebrar los oficios, ya que cuando se produjo el cierre de la iglesia, el Ayuntamiento estaba construyendo un nuevo inmueble municipal que cedieron al obispado. «Primero les dejamos un local más pequeño, también del Ayuntamiento, para que pudieran celebrar las misas, pero como habíamos recibido una ayuda europea para construir un nuevo edificio, decidimos adaptar una parte del mismo, con paredes móviles, y cederla para que tuvieran un lugar más amplio», explicó.
A pesar de todo, los vecinos de Vall de Almonacid no están especialmente descontentos, según reconocía el propio alcalde. «Lo que pasa es que la gente ya está acostumbrada y, además, están muy cómodos en su ubicación actual porque, aunque están en una primera planta, hay ascensor para la gente más mayor y aquellos que puedan tener dificultades en subir las escalera», señaló. «Además», matizó, «en invierno, no hace tanto frío como en la iglesia», matizó.
Pero aunque no exista una presión excesiva de la población para cambiarse de local o para que comiencen las obras de inmediato, hay momentos puntuales en los que los vecinos de la localidad sí echan en falta contar con un templo en buenas condiciones. Y es que para actos como los celebrados en las fiestas patronales, entierros, bodas o comuniones, «las instalaciones actuales quedan pequeñas y el acto, muy deslucido», reconocía Cases.
El primer edil, quien lamentaba que «en los entierros resulta muy triste tener que subir el ataúd por las escaleras hasta el primer piso», también advirtió un descenso en el número de bodas religiosas celebradas en el municipio. «Antes, si uno de los miembros de la pareja era de aquí, por ejemplo la novia, se casaban en nuestra iglesia. Sin embargo, desde que está cerrada, los novios prefieren marcharse a otro sitio donde la ceremonia les quede más bonita», concluyó el alcalde.
Casi cinco años y medio después, el alcalde de esta localidad del Alto Palancia, Antonio Cases, aseguró que el proyecto para la remodelación y adecuación del templo, consagrado en honor a la Purísima Concepción, está ya redactado y confía en que las obras se inicien en el año 2011, al menos su primera fase, pues tal y como él mismo reconoció «se trata de un proyecto muy costoso».
Cases, que se reunió la semana pasada con miembros de la Conselleria de Cultura, explicó que la tardanza en la redacción del proyecto se debía a la necesidad de realizar en el templo varias comprobaciones y catas para descubrir el origen de las grietas. «Lo que se ha hecho hasta ahora eran estudios y trabajos previos, además la Conselleria de Cultura y la Diputación tenían que hablar con los técnicos y arquitectos para ver la mejor forma de redactar el proyecto. Ahora que ya está hecho no hay razón para no empiecen el año 2011», aseguró.
Lo único que queda por concretar es la partida económica que Conselleria y Diputación destinarán a estas obras, a través del convenio que mantienen con el obispado, un dato que «todavía no nos han comunicado pero que esperamos recibir a lo largo de esta semana», afirmó Cases.
Mientras tanto, los fieles siguen celebrando la misa en un edificio municipal especialmente adaptado para celebrar los oficios, ya que cuando se produjo el cierre de la iglesia, el Ayuntamiento estaba construyendo un nuevo inmueble municipal que cedieron al obispado. «Primero les dejamos un local más pequeño, también del Ayuntamiento, para que pudieran celebrar las misas, pero como habíamos recibido una ayuda europea para construir un nuevo edificio, decidimos adaptar una parte del mismo, con paredes móviles, y cederla para que tuvieran un lugar más amplio», explicó.
A pesar de todo, los vecinos de Vall de Almonacid no están especialmente descontentos, según reconocía el propio alcalde. «Lo que pasa es que la gente ya está acostumbrada y, además, están muy cómodos en su ubicación actual porque, aunque están en una primera planta, hay ascensor para la gente más mayor y aquellos que puedan tener dificultades en subir las escalera», señaló. «Además», matizó, «en invierno, no hace tanto frío como en la iglesia», matizó.
Pero aunque no exista una presión excesiva de la población para cambiarse de local o para que comiencen las obras de inmediato, hay momentos puntuales en los que los vecinos de la localidad sí echan en falta contar con un templo en buenas condiciones. Y es que para actos como los celebrados en las fiestas patronales, entierros, bodas o comuniones, «las instalaciones actuales quedan pequeñas y el acto, muy deslucido», reconocía Cases.
El primer edil, quien lamentaba que «en los entierros resulta muy triste tener que subir el ataúd por las escaleras hasta el primer piso», también advirtió un descenso en el número de bodas religiosas celebradas en el municipio. «Antes, si uno de los miembros de la pareja era de aquí, por ejemplo la novia, se casaban en nuestra iglesia. Sin embargo, desde que está cerrada, los novios prefieren marcharse a otro sitio donde la ceremonia les quede más bonita», concluyó el alcalde.
Fuente: Las Provincias de Castellón
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