Los vecinos han creado una asociación para reivindicar el templo que dobla en miembros a la totalidad de habitantes del pueblo
La localidad lleva siete años sin iglesia y la crisis dificulta su reforma integral
Antes esta situación, los vecinos utilizan un edificio municipal para celebrar bodas y entierros
En estos días santos, los vecinos de Vall de Almonacid continúan con su 'calvario' particular, aunque en lugar de por estaciones éste se cuenta ya por años, siete, los que los habitantes del municipio llevan sin poder celebrar una misa en su iglesia.
Y es que pese a todo el tiempo transcurrido desde los primeros desprendimientos y del cierre definitivo del templo en el año 2005, los avances para su reapertura han sido tímidos, y no por falta de voluntad, sino por las trabas que han ido surgiendo en el camino.
Como en todo 'vía crucis' que se precie, también en Vall de Almonacid han sufrido varias caídas que, en este caso, han ido 'tumbando' el proyecto para la reforma integral del santo edificio. Y la más grave de todas ellas, cómo no, ha sido la crisis económica. A finales de 2010, el proyecto de remodelación y adecuación del templo, consagrado en honor a la Purísima Concepción, estaba ya redactado y el alcalde, Antonio Cases, confiaba en que las obras pudiesen comenzar en 2011.
Dos años después, el primer edil comentaba, ya resignado a ir superando los obstáculos, que «el proyecto redactado era inviable económicamente». Sin embargo, también mostraba su esperanza de que ésta fuese la tercera y última caída de este calvario, pues «hace apenas unos días se ha reunido una comisión con representantes de todas las administraciones que firmaron el convenio para arreglar la iglesia -Obispado, Diputación y Conselleria de Agricultura- y han acordado nuevas medidas».
La primera de ellas va encaminada a resolver un grave problema en el entramado del proyecto. «Van a tener que monitorizar las grietas del edificio, porque es un problema estructural y hace un año desde el último estudio», dice Cases.
Esta vez, de todos modos, la medida cuenta ya con financiación y sólo le falta un trámite administrativo, por lo que «en mayo se contratará ya la monitorización con un presupuesto de entre 20.000 y 23.000 euros», manifestaba el primer edil, quien explicó que, una vez puesta en marcha, «se estudiarán las grietas hasta final de este año, pero la comisión ha llegado al compromiso de que cuatro meses después de monitorizarlas, en septiembre, técnicos de Diputación y Cultura revisarán los resultados y plantearán actuaciones más concretas que comenzarían en 2012».
Este será ya un gran paso para los vecinos, que verán más cerca el momento de volver a su iglesia. «Entrarán este año, aunque sea para limpiar, porque la Conselleria de Cultura tiene también en reserva unos 60.000 o 70.000 euros para realizar actuaciones y lo primero será quitar de en medio los escombros», señalaba esperanzado Cases.
Tras esto, «se adaptará el proyecto para que se pueda utilizar por lo menos en parte, siempre que el edificio no se siga moviendo y no haya peligro para los vecinos». Éstos, de momento, siguen celebrando sus oficios en la primera planta del edificio que se construyó, al tiempo que se cerraba la iglesia, para las asociaciones locales, un espacio cedido por el Consistorio de forma provisional, pero que ya se ha adaptado al día a día de los vecinos.
Añoranza de la iglesia
«Allí están bien, en invierno tienen calefacción y, como hay ascensor, las personas mayores pueden acceder sin problemas», comentaba el primer edil. Sin embargo, hay momentos en los que contar con un templo se hace necesario, ya que los vecinos lo añoran.
«Cada vez hay menos bodas religiosas porque los novios prefieren irse a otro sitio más bonito. En los entierros resulta muy triste no tener iglesia, sobre todo para amigos y familiares, que ven subir el féretro por las escaleras hasta el primer piso del centro», explica el edil.
A pesar de las dificultades, ni alcalde -que agradecía especialmente la preocupación mostrada por el presidente de la Diputación, Javier Moliner- ni vecinos se rinden a la hora de luchar por su iglesia. Y como la unión hace la fuerza, han decidido unirse en una asociación, La Rectoría, que prácticamente duplica el número de habitantes del municipio, de 250 habitantes.
«Con sólo tres meses de vida, la asociación cuenta con 450 socios, lo que demuestra el apoyo de la población local y comarcal», señalaba la representante de este colectivo, Mayte Cases.
De momento, ya se han reunido con el obispo y tienen previstos encuentros con Diputación y Conselleria. Además organizan actividades, una de ellas mañana, cuando bajo el lema 'Siete años sin iglesia' los asociados, y quienes quieran colaborar, celebrarán una paella en la plaza Mayor, con talleres y actividades para niños y mayores.
La localidad lleva siete años sin iglesia y la crisis dificulta su reforma integral
Antes esta situación, los vecinos utilizan un edificio municipal para celebrar bodas y entierros
En estos días santos, los vecinos de Vall de Almonacid continúan con su 'calvario' particular, aunque en lugar de por estaciones éste se cuenta ya por años, siete, los que los habitantes del municipio llevan sin poder celebrar una misa en su iglesia.
Y es que pese a todo el tiempo transcurrido desde los primeros desprendimientos y del cierre definitivo del templo en el año 2005, los avances para su reapertura han sido tímidos, y no por falta de voluntad, sino por las trabas que han ido surgiendo en el camino.
Como en todo 'vía crucis' que se precie, también en Vall de Almonacid han sufrido varias caídas que, en este caso, han ido 'tumbando' el proyecto para la reforma integral del santo edificio. Y la más grave de todas ellas, cómo no, ha sido la crisis económica. A finales de 2010, el proyecto de remodelación y adecuación del templo, consagrado en honor a la Purísima Concepción, estaba ya redactado y el alcalde, Antonio Cases, confiaba en que las obras pudiesen comenzar en 2011.
Dos años después, el primer edil comentaba, ya resignado a ir superando los obstáculos, que «el proyecto redactado era inviable económicamente». Sin embargo, también mostraba su esperanza de que ésta fuese la tercera y última caída de este calvario, pues «hace apenas unos días se ha reunido una comisión con representantes de todas las administraciones que firmaron el convenio para arreglar la iglesia -Obispado, Diputación y Conselleria de Agricultura- y han acordado nuevas medidas».
La primera de ellas va encaminada a resolver un grave problema en el entramado del proyecto. «Van a tener que monitorizar las grietas del edificio, porque es un problema estructural y hace un año desde el último estudio», dice Cases.
Esta vez, de todos modos, la medida cuenta ya con financiación y sólo le falta un trámite administrativo, por lo que «en mayo se contratará ya la monitorización con un presupuesto de entre 20.000 y 23.000 euros», manifestaba el primer edil, quien explicó que, una vez puesta en marcha, «se estudiarán las grietas hasta final de este año, pero la comisión ha llegado al compromiso de que cuatro meses después de monitorizarlas, en septiembre, técnicos de Diputación y Cultura revisarán los resultados y plantearán actuaciones más concretas que comenzarían en 2012».
Este será ya un gran paso para los vecinos, que verán más cerca el momento de volver a su iglesia. «Entrarán este año, aunque sea para limpiar, porque la Conselleria de Cultura tiene también en reserva unos 60.000 o 70.000 euros para realizar actuaciones y lo primero será quitar de en medio los escombros», señalaba esperanzado Cases.
Tras esto, «se adaptará el proyecto para que se pueda utilizar por lo menos en parte, siempre que el edificio no se siga moviendo y no haya peligro para los vecinos». Éstos, de momento, siguen celebrando sus oficios en la primera planta del edificio que se construyó, al tiempo que se cerraba la iglesia, para las asociaciones locales, un espacio cedido por el Consistorio de forma provisional, pero que ya se ha adaptado al día a día de los vecinos.
Añoranza de la iglesia
«Allí están bien, en invierno tienen calefacción y, como hay ascensor, las personas mayores pueden acceder sin problemas», comentaba el primer edil. Sin embargo, hay momentos en los que contar con un templo se hace necesario, ya que los vecinos lo añoran.
«Cada vez hay menos bodas religiosas porque los novios prefieren irse a otro sitio más bonito. En los entierros resulta muy triste no tener iglesia, sobre todo para amigos y familiares, que ven subir el féretro por las escaleras hasta el primer piso del centro», explica el edil.
A pesar de las dificultades, ni alcalde -que agradecía especialmente la preocupación mostrada por el presidente de la Diputación, Javier Moliner- ni vecinos se rinden a la hora de luchar por su iglesia. Y como la unión hace la fuerza, han decidido unirse en una asociación, La Rectoría, que prácticamente duplica el número de habitantes del municipio, de 250 habitantes.
«Con sólo tres meses de vida, la asociación cuenta con 450 socios, lo que demuestra el apoyo de la población local y comarcal», señalaba la representante de este colectivo, Mayte Cases.
De momento, ya se han reunido con el obispo y tienen previstos encuentros con Diputación y Conselleria. Además organizan actividades, una de ellas mañana, cuando bajo el lema 'Siete años sin iglesia' los asociados, y quienes quieran colaborar, celebrarán una paella en la plaza Mayor, con talleres y actividades para niños y mayores.
Fuente: Las Provincias de Castelló
1 comentario:
Hola. Me gustaría saber cómo podría contactar con la Asociación Cultural La Rectoría. Nos gustaría proponer una actividad relacionada con su reivindicación sobre la Iglesia parroquial del municipio. Gracias.
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